Rusia está explorando la posibilidad de desarrollar una serie de consolas de videojuegos locales para competir con PlayStation y Xbox en su territorio.
Las sanciones occidentales impuestas tras la invasión a Ucrania han dificultado el acceso a los juegos y consolas occidentales para los jugadores rusos.
En respuesta, Vladimir Putin ha ordenado al gobierno que investigue la viabilidad de producir consolas nacionales, tanto estacionarias como portátiles.

El plan a largo plazo presentado por la Organización Rusa para el Desarrollo de la Industria de los Videojuegos (RVI) contempla la creación de una consola de juegos totalmente capaz para el año 2026-2027.
Además de la consola en sí, el gobierno también planea desarrollar un sistema operativo y un sistema en la nube específicos para las necesidades de los jugadores rusos.
La fecha límite para presentar planes concretos es el 15 de junio de 2024, y el primer ministro de Rusia ha sido designado para supervisar este proyecto.
Rusia sin videojuegos
Esta iniciativa del gobierno ruso tiene varios motivos, reducir la dependencia de las empresas occidentales, promover el desarrollo de la industria de los videojuegos rusa y ofrecer a los jugadores rusos una alternativa a las consolas occidentales.
Según los expertos, se estima que el desarrollo de la consola rusa podría tomar entre 5 y 10 años y costaría entre 54 y 100 millones de dólares.
Tras la guerra entre Rusia y Ucrania, se realizó una encuesta que reveló que la mayoría de los jugadores rusos recurren a la piratería para obtener juegos, debido a la dificultad para acceder a títulos extranjeros de forma legal.
El éxito de la iniciativa del gobierno ruso dependerá de su capacidad para superar estos desafíos y ofrecer a los jugadores una consola que sea competitiva en términos de precio, rendimiento y catálogo de juegos.
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