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El director Fede Álvarez logra resucitar a la malograda franquicia Alien con una película que es un organismo casi perfecto
Sinopsis: Ambientada entre los eventos ocurridos en las películas Alien y Aliens, Alien: Romulus se centra en Rain, una trabajadora que, junto con su “hermano” androide Andy, se unen a una misión para explorar una misteriosa estación espacial a la deriva en busca de una forma de poder abandonar su vida en una explotativa colonia minera. Pero cuando el letal secreto que esconde la misteriosa estación se revela, Rain y su grupo entran en una frenética carrera contra el tiempo para sobrevivir a un horror extraterrestre tan letal como imparable.
Como buen geek cuarentón, la saga de Alien es una de mis franquicias favoritas, con Alien y Aliens siendo dos de mis películas favoritas de todos los tiempos, con la genial creación del artista H.R. Giger, el Xenomorfo, siendo mi monstruo favorito por lejos, por lo que ha sido duro el ver como la serie perdió su rumbo y cayó en la mediocridad tras Alien 3, incluso no pudiendo ser rescatada por uno de sus creadores, el legendario Ridley Scott, cuyos intentos con Prometheus y Alien Covenant teniendo tibios resultados debido a su decisión de mover el enfoque de la serie a sus androides en vez de los humanos y xenomorfos.
Por suerte, en 2014 Sega y el estudio Creative Assembly lanzaron el videojuego Alien: Isolation para consolas y PC, el que capturó con maestría el mundo y elementos clásicos que hacen legendaria a la franquicia Alien, y cuya influencia se ve claramente en Alien: Romulus, una película que revive por completo a la saga al volverla a sus raíces y centrándose en construir sobre el legado de la misma, en vez de simplemente replicar a sus predecesoras.
El primer gran logro del director uruguayo Fede Álvarez (No respires, Posesión infernal) con Alien: Romulus es el de recordar los elementos que hacen de la saga Alien icónica: protagonistas humanos accesibles, androides impredecibles, ambientación realista y atmósfera opresiva, además de usar efectivamente al Xenomorfo como una criatura perfecta, letal e implacable a la que no se le combate, sino que se le sobrevive.
El segundo logro de Álvarez es el evitar caer en la tentación de la nostalgia y referencias superficiales al crear una nueva película en una franquicia establecida; si bien Alien: Romulus tiene guiños e incluso referencias a eventos y momentos de la serie, estos siempre se usan en función de la trama y narrativa de la película en sí, el público casual no se ve superado por los fans de la saga a la hora de sentir el impacto de las revelaciones en la trama.
Finalmente, llegamos al tercer y último logro de Alien: Romulus, el que, lamentablemente, es un tercer acto que tiene un giro narrativo que resulta en una espada de doble filo que dividirá a la audiencia y los fans, pero que aún así toma un enorme riesgo que da como resultado un clímax espectacular a la película.
Para concluir, Alien: Romulus es un ejemplo perfecto de cómo se debe hacer una nueva película dentro de una franquicia tan venerada y longeva como Alien, logrando un resultado similar al que la excelente película Presa hizo con la franquicia de Depredador; enfocarse en los elementos bases de la serie, contar una historia original que construya sobre el mundo de la misma en vez de solo referenciarla superficialmente y tomar riesgos para expandir el universo de una saga y sus futuras posibilidades, en vez de refugiarse en lo seguro y familiar de la nostalgia.
Puede que Alien: Romulus no sea perfecta como la criatura emblema de la saga Alien o como sus predecesoras Alien y Aliens, pero es lo más cerca de la perfección que la franquicia ha estado en décadas, lo que realmente es todo un logro y habla de la dedicación y talento de su director, elenco y producción.
En resumen, Alien: Romulus es altamente recomendada para aquellos en busca de un buen rato lleno de tensión y acción en el cine, e imperdible para los fans en busca del sentir revivir su pasión por la saga Alien.
