La tercera entrega en el remake de Call of Duty: Modern Warfare es una mala jugada para jugadores y diseñadores
Para los jugadores más jóvenes que están leyendo esto, el uso tradicional del término “Pack de Expansión” les resultará completamente desconocido, en especial en esta era de contenido DLC, Pases de Campaña y similares.
Básicamente, en una era lejana antes del internet de alta velocidad conocida como los años 90s, juegos como Medal of Honor, Call of Duty, Diablo, The Sims y otros necesitaban de lanzar expansiones en CD o DVD, para así ofrecer nuevas campañas, misiones, niveles y más contenido a los jugadores que ya habían comprado un juego, con la expansión normalmente costando menos que el juego base.
Con la llegada de una internet más rápida, plataformas digitales y servicios de juego online para consolas, para mí los packs de expansión habían quedado en el pasado y en mi closet… hasta la llegada de Call of Duty: Modern Warfare III, cuya extremadamente corta y repetitiva campaña, continuo reciclaje de elementos del modo Warzone, pocas adiciones a sus modos multijugador y corto periodo de desarrollo han dejado en claro que para la mayoría de jugadores y la prensa especializada, Activision ha resucitado el concepto del pack de expansión, pero convenientemente olvidándose del reducido precio que estos solían ofrecer, obligando a un estudio a desarrollarlo en un tiempo reducido y vendiéndolo como un juego nuevo y completo.
Ante esta polémica, la pregunta que debemos hacernos, como jugadores y consumidores, es la siguiente: ¿Cómo llegamos a esto después del éxito de Call of Duty y su estatus como el shooter militar FPS por excelencia del mundo de los videojuegos? La respuesta, en mi opinión de Viejo Gamer, es Call of Duty: Warzone.
Antes de que los fans de Call of Duty: Warzone tomen sus antorchas y afilen la guillotina, déjenme dejar en claro que no tengo nada contra Call of Duty: Warzone en sí; mi problema es con el éxito del mismo convenciendo a Activision de que Call of Duty es ahora no una franquicia o una serie, sino que una plataforma en sí.
Lo que solían ser juegos separados y desarrollados a medida se han convertido en contenido de una plataforma de Call of Duty centrada en el éxito de Warzone, obligando a jugadores a depender de un juego base para poder jugar a otros juegos en la serie, sus modos multijugador y el mismo Warzone, por lo que los jugadores ahora debemos lidiar con masivas instalaciones y uso de espacio en discos duros, contenido integrado entre juegos y, finalmente, con el lanzamiento de un juego como Call of Duty: Modern Warfare III, el que no es un juego por su propia cuenta, sino que es más contenido para una plataforma de juego que, más que unificar a la franquicia y sus seguidores, solo busca maximizar la monetización de Call of Duty sin importar el precio que pagan los jugadores, diseñadores y la calidad de los juegos en sí.
Al menos con los packs de expansión antiguos, si el juego era una decepción, nos quedaba la opción de usar el disco como posavasos. ¡Qué tiempos aquellos!