Ryan Reynolds y Hugh Jackman brillan en una película que se burla del Universo Cinematográfico de Marvel y homenajea a la primera gran era de los superhéroes en la pantalla grande
En la tierra 10005 del multiverso, el antihéroe y mercenario Wade Wilson/Deadpool (Ryan Reynolds) se ha retirado y vive una vida común tras varias decepciones personales…pero cuando una serie de eventos le revelan que su universo está en peligro, Deadpool recluta a la fuerza a un amargado y poco cooperativo James “Logan” Howlett/Wolverine (Hugh Jackman) de un universo paralelo para ayudarle a salvar su mundo, iniciándose así una caótica, hilarante y violenta aventura a través del multiverso.
Siendo un gamer a los 40, el período de 1998 a 2008 en el cine fue básicamente el Universo Cinematográfico Marvel de mi juventud, con películas como Blade, las trilogías de X-men y Spider-man, las dos entregas de Los Cuatro Fantásticos, Daredevil, Hulk, Punisher y más.
Si bien estas cintas no compartían un estudio o un multiverso mediático, para un fan de los cómics de Marvel, esta fue la era en que por primera vez a mis superhéroes favoritos tratados de forma seria y bastante respetuosa en la pantalla grande, creando así una década que genera una nostalgia que me imagino la mayoría de otros Gamers, Otakus, Nerds y Geeks de mi edad y más viejos comparten.
Quizás esta es la razón por la que Deadpool y Wolverine fue un absoluto deleite para mí; ya que si bien la película claramente conserva ese estilo burlón y violento de las anteriores entregas de Deadpool y es particularmente sardónica e implacable cuando sus dardos apuntan al universo cinematográfico de Marvel, cuando su punto de vista cambia a hacia la era de X-Men, se siente un profundo respeto y cariño hacia esas películas que abrieron el camino para al género de los superhéroes dentro de Hollywood, sentando los cimientos no solo para Marvel, sino también para nuevas adaptaciones de DC Cómics e incluso cintas basadas en personajes y series independientes, por lo que el hecho de que Deadpool y Wolverine aproveche su caos multidimensional para homenajear a los precursores a los que les debe su existencia.
Pero por supuesto que una película de superhéroes necesita algo más que nostalgia, referencias a los cómics (una secuencia completa de la película es esencialmente una serie de homenajes a los 50 años de historia de Wolverine) y cameos sorpresa (algunos absolutamente inesperados, les advierto), por lo que Deadpool y Wolverine sabe rellenar acertadamente sus 128 minutos de duración con acción, violencia y humor, ya sea por separado o mezclados, e incluso permite que tanto Ryan Reynolds como Hugh Jackman tengan un par de momentos dramáticos e introspectivos para recordarnos no sólo de la humanidad y emotividad que Deadpool y Wolverine tienen como personajes icónicos de la página y pantalla grande, además de cómo Reynolds y Jackman se han ganado el mérito de ser absolutamente icónicos en sus respectivos roles, influenciando también de vuelta a la caracterización de ambos personajes en los cómics y otras medios.
En definitiva, Deadpool y Wolverine es una película que no solo cumple con el propósito de entretener y hacer reír a sus espectadores, sino que también sabe cómo usar correctamente y con respeto la nostalgia para recordarnos por qué los superhéroes son y seguirán siendo una parte tan importante y querida de la cultura popular a través de varios medios y el paso del tiempo.
Bueno, y también que el spandex bien ajustado y las máscaras expresivas, ya sean rojas o amarillas, nunca pasarán de moda, claro está.