Por: Martín Spoerer
El sistema de control moderno de Street Fighter 6 por fin permite que jugadores más viejos y con discapacidades puedan luchar a gusto y comodidad.
Tengo una confesión: pese a que crecí en la era de oro de los juegos de peleas arcade (conocida también como los 90s), la que me hizo fan de series como Street Fighter, Darkstalkers, Fatal Fury, Samurai Shodown y King of Fighters, nunca he tenido gran habilidad a la hora de jugarlos.
Desde problemas de déficit atencional en mi niñez, pasando por el desarrollo de miopía y astigmatismo en mi adolescencia y finalmente con el inicio de una tendencia a la inflamación en las articulaciones cuando pase los treinta años, mi habilidad manual no está precisamente a la altura de jugadores expertos del género, y para qué decir de jugadores profesionales, por lo que en mi madurez mi experiencia con los juegos de pelea se ha visto reducida a jugar modos historia/arcade en menor nivel de dificultad o jugar con amigos con los que puedo estar a gusto en mi handicap…eso es, hasta la llegada de Street Fighter 6 y su modo de control moderno.

Ha vista simple, el sistema de control moderno se ve casi como una herejía: el sistema permite que los jugadores solo usen tres botones en vez de los tradicionales series a la hora de ejecutar puñetazos y patadas débiles, medias o fuertes, con el juego eligiendo el tipo de ataque según el personaje elegido, mientras que para ejecutar movimientos especiales simplemente es necesario mantener presionado un botón del control en combinación con una dirección del mano o palanca direccional, evitando así el tener que ejecutar las tradicionales series de comandos para ejecutar ataques especiales.
Cuando escuche de este nuevo sistema de control, mi interés fue inmediato, debido a que este parecía responder a mis problemas y permitirme el poder jugar a un juego de peleas con comodidad y accesibilidad, pero sin tener que sacrificar el nivel de desafío o la experiencia de juego tradicional de un juego de este género, pero mi gran duda era cómo esto afectaría esto a la experiencia online, la que ha sido mi gran perdida en la era moderna de los videojuegos.
Afortunadamente, Capcom logró lo imposible, ya que tanto el sistema de control moderno como el clásico conviven perfectamente en Battle Hub, el variado modo online de Street Fighter 6, haciendo la experiencia de juego multijugador la mejor y más amena que he visto en un juego de peleas moderno.

Esto se debe a que Street Fighter 6, en su núcleo, se ha diseñado para que sean los reflejos y la estrategia, no la habilidad o destreza, los que den la victoria en un encuentro.
El nuevo Drive Gauge es el motor detrás de esta nueva forma de pelear, ya que este obliga a que los jugadores, sin importar el tipo de control que usen, deban elegir el cómo y cuándo usar su energía durante el combate, ya sea para potenciar ataques o enfocarlos, poner énfasis en contraataques o bloqueos y así sucesivamente.
De esta forma, los jugadores casuales y aquellos que sufren de discapacidades no sólo pueden pelear contra jugadores expertos que usen el modo de control tradicional, sino que ambos jugadores tienen un nivel de equilibrio en el combate, con el Drive Gauge haciendo de intermediario, ya que son los reflejos y la estrategia a la hora de usarlos los que definen cada pelea, y esto aún así no afecta verdaderamente a los jugadores expertos, ya que el poder tener control total y experiencia a la hora de usar a su peleador se complementa con el nuevo sistema Drive Gauge, lo que hace que la movida de Capcom no afecte negativamente a las torneos profesionales, ya que no solo se pueden realizar categorías que solo usen el sistema tradicional, sino que también se pueden realizar competiciones mixtas que usen manos controles o competencias para novatos que usen solo el sistema de control moderno, lo que no hace más que expandir las posibilidades y audiencia para las ligas profesionales de videojuegos.
En pocas palabras, Street Fighter 6 y su doble sistema de juego realmente se siente tan innovador e impactante como fue el entrar a un arcade los 90s y ver a Street Fighter 2 por primera vez, jugarlo y lentamente ir aprendiendo y mejorando con cada combate, solo que esta vez, se siente y ven muchos más rivales que antes, los que tras décadas de esperar su turno para jugar (o jugar de nuevo sin el hándicap de la edad y vejez), por fin pueden convertirse en luchadores callejeros en toda regla.

¡Enhorabuena y gracias, Capcom!